martes, 13 de septiembre de 2016

Terapeúticas no oficiales en España desde los años 70

LAS TERAPÉUTICAS NO OFICIALES EN ESPAÑA DESDE LOS AÑOS SETENTA
(experiencia vivencial) Pedro Ródenas (Médico Naturista)

Creo necesario, antes de hablar como se me ha pedido de mi experiencia personal en relación a las llamadas “terapias naturales o no oficiales”, clarificar una serie de conceptos que considero básicos. Podemos ponernos de acuerdo en la idea de que medicina sólo hay una, la que sana al paciente. Lo que en realidad existen son diferentes criterios u opciones médicas que tienen que ver con las distintas culturas o formas de entender la vida, el ser humano, el origen de la enfermedad, el diagnóstico y, por tanto, el tratamiento. Así por ejemplo, en Oriente existe la medicina tradicional china o la medicina ayurvédica entre otras; en Europa, además de la medicina considerada hoy en día oficial, nace la homeopatía, la medicina antroposófica, y la medicina naturista (denominada también neohipocrática, porque recupera conceptos hipocráticos olvidados); en el continente americano encontramos la medicina andina, etc.

Todas estas formas de medicina, muchas de ellas tradicionales, de una u otra manera ayudan a recuperar la salud de los pacientes. Probablemente en el futuro hablemos de una medicina integral o integrativa, como ya se hace en algunos colectivos, que aproveche lo mejor de cada una para cada enfermo en cada momento concreto. Es importante destacar que el concepto de terapia es distinto al de medicina. Terapias son los recursos o remedios que utiliza cada medicina u opción médica para conseguir los resultados perseguidos (dietética, fitoterapia, hidroterapia, terapias manuales o del movimiento, farmacología, fisioterapia, psicoterapia…).

 Frecuentemente estos recursos o terapias son comunes pero se utilizan con criterios diferentes. Por ejemplo, la dietética occidental se rige por patrones distintos a la dietética oriental (criterios de ying-yang, calor-frío), lo mismo ocurre con la fitoterapia naturista y la fitoterapia china. Es un error muy común confundir la acupuntura con una medicina, cuando en realidad es una terapia de las muchas que utiliza la medicina tradicional china. Esto se debe en parte a que muchos profesionales practican esta terapia denominándose de forma general acupuntores. Personalmente prefiero hablar de medicinas no convencionales más que de terapias naturales.

 Dentro de las medicinas no convencionales el protagonismo del repaso de estos años lo va a tener la medicina naturista que es la que practico y en la que me he formado, sin renunciar por ello a comentar todos mis contactos y encuentros con homeópatas y acupuntores, compañeros de esta travesía hasta hace poco marginal.

 AÑOS SESENTA. EL DESPERTAR Nacer en 1955 con un padre anarco-naturista es todo un atrevimiento, involuntario claro. En cuestiones de alimentación siempre fuimos a contracorriente. La verdad es que ser vegetariano dando la nota en la escuela y en el instituto no me causó ningún trauma. Quizás porque al gustarme el deporte y el estudio y mantener un buen nivel los compañeros me respetaban. Eso si, era inevitable dar explicaciones cada vez que comíamos en grupo. Esto hizo que tuviese la necesidad de documentarme constantemente con preguntas y lecturas, y de algún modo encontrar respuestas que reafirmaran las ideas sobre la manera de vivir que me habían inculcado.

Desde los diez años los fines de semana los compartía con compañeros de mi edad que acudían también con sus padres a la Sociedad Vegetariana de Barcelona. Allí se hablaba fundamentalmente de dieta y salud, no en vano la mayoría de los adultos que allí se encontraban, incluido mi padre, eran enfermos que habían encontrado remedio a sus males con la dieta vegetariana. De este ambiente me nutría para encontrar argumentos que justificaran mi comportamiento, no sólo dietético, sino también de respeto a la naturaleza.

 Hacia los catorce años mis padres pasaron a ser los conserjes de los terrenos que la Sociedad Vegetariana de Barcelona tenía en Gava. Esto significaba vivir en el campo, tener obligaciones los fines de semana con todos los socios que acudían a pasar el día en pleno bosque, y tener la oportunidad de conocer y contactar en vivo y en directo con naturópatas (no médicos) y médicos naturistas de la época. En la infancia, cuando surgía algún problema de salud, me atendía el profesor Manuel Cervera, naturópata de reconocido prestigio en Barcelona. Más adelante, mientras estudiaba medicina, tuve la ocasión de pasar un tiempo con el haciendo prácticas. El profesor Nicolás Capo acudía frecuentemente con su séquito de seguidores a hacer paellas que competían con las que hacíamos cada domingo en Gava, y aprovechaba para hacer sus charlas sobre salud. También venia a dar conferencias el profesor José Castro, quien incluso se quedaba a dormir en casa y nos regalaba todos los libros que publicaba. El fue quien trató a mi padre antes de que yo naciera y el causante de que se hiciera vegetariano. Otros naturópatas que acudían a la sociedad u eran socios de ella, como Domingo Bellsolà, fundador de los laboratorios de productos naturales Bellsolà, formaban parte de los 2 profesionales de la salud no médicos que difundían sus “credos” sobre como mantenerse sano.

Tenía entonces a mi alcance revistas como “Regenérate o Cúrate” que publicaba Nicolás Capo, defendiendo los alimentos crudos y las curas de limones, ajo, cebolla…, “Consejos para vivir en salud” de editorial Cedel y que dirigía el naturista Oriol Ávila difusor también del nudismo, las revistas de las sociedades vegetarianas, la revista “Estudios” de tendencias ácratas y naturistas donde escribían médicos como Remartinez, Isaac Puente… o los “Cuadernos de Bionomía” dirigidos por el doctor Palafox y orientados a profesionales de la salud, etc. Aunque no leía mucho al margen de mis obligaciones estudiantiles, tenía devoción por libros que reivindicaran conceptos y vidas marginales en el campo de la salud. Subrayaba con lápiz casi todas las páginas del libro del chileno Manuel Lezaeta Acharan “Medicina Natural al alcance de todos”, en donde el autor hablaba de su teoría térmica de la salud y que estaba repleto de cartas de agradecimiento de personas que se habían curado gracias a sus consejos. Me fascinaba también su enfrentamiento (él era abogado) ante el poder médico de la época que le llevó a los tribunales acusándole de curar sin ser médico, juicio que ganó.

 Esta situación de luchas entre naturópatas (profesionales no médicos) y médicos, especialmente naturistas, aún permanece hoy en día. La batalla contra el intrusismo es una bandera que todavía ondea, olvidando, según mi criterio, que los avances en el campo de la medicina, y fundamentalmente en el de la medicina naturista, se han producido gracias a pacientes que al no haber podido resolver sus problemas con los recursos que se les ofrecían, investigaron por su cuenta y contribuyeron a aportar soluciones para conseguir una buena salud. Por este motivo me encantaba el libro “La salud por la naturaleza”, escrito por el hijo de Manuel Lezaeta, en el que se detallaban las biografías de personas como Priessnitz (precursor de la hidroterapia) Kneipp, Rikli, Kuhne… que superaron sus enfermedades cuando ya habían sido prácticamente desahuciados.

 Esta lectura, mi experiencia como paciente, y mi convivencia con naturópatas, me hizo asumir, ya en mi adolescencia, que la salud no es patrimonio de ningún colectivo sanitario, sino el resultado de la vocación y del conocimiento de la práctica de hábitos saludables. Estaba, y estoy, totalmente de acuerdo con el comentario que me hizo el doctor Pedro Silva discípulo de Lezaeta, al explicarle que un prestigioso médico naturista español se refería de forma despectiva al libro de Lezaeta denominándolo “Medicina natural al alcance de tontos”. ¡Estupendo!, me dijo, ¡qué mejor logro puede existir para la medicina que el de conseguir llevar la salud al alcance de todos, incluidos  los que tienen más limitaciones! Sigo pensando que es más intruso un médico que sin formación naturista se llama médico naturista para captar nuevos pacientes, que un no médico que se ha formado en criterio naturista responsablemente.

 Para mi, lo punible, es que alguien se haga pasar por lo que no es, haciéndose llamar doctor sin serlo, inventándose números de colegiado, denominándose naturista sin tener conocimientos de ello, etc. El paciente debe tener el derecho y la libertad de elegir quien le atiende, sea un curandero o un médico, pero siempre conociendo su verdadera formación y asumiendo la responsabilidad de su elección. Por eso es necesaria una regulación de estas opciones médicas y terapias.

 AÑOS SETENTA. LOS PRIMEROS PASOS Todas estas reflexiones me llevaron a tomar la decisión de convertirme con el tiempo en médico naturista, pasando por la Facultad de medicina y obteniendo la mejor preparación posible en criterio naturista fuera de ella. Por eso a las anteriores lecturas, a las que había añadido libros de contenido filosófico práctico como “El problema vital” de Carlos Brandt o “La moral universal” de Deshumbert, se unieron títulos como “Iridodiagnosis” del doctor Vicente Ferrándiz, “Cocina dietética” del doctor Bircher Benner, “Método de hidroterapia” de Sebastián Knneip, “Hacia la sabiduría médica”, “Conceptos fundamentales de hidroterapia” y “Alimentación de los enfermos con fiebre” del doctor Ruiz Ibarra etc, sin haber dejado nunca de consultar “La guía médica del hogar” del profesor Vander, donde los gráficos y esquemas daban vida a una didáctica explicación de cada enfermedad y a su tratamiento con dieta, fitoterapia, hidroterapia, etc.

 En junio de 1972, con 16 años, mi trabajo de final de curso de COU expresa mi voluntad de dar respuesta a todas aquellas preguntas que por marginal había recibido hasta entonces. “¡Mortales! La naturaleza os reclama., ¡volved a ella!” es un diálogo entre dos personas, donde una de ellas defiende sus posturas ante preguntas relacionadas con la alimentación la salud y la medicina, reforzando sus afirmaciones con frases y aforismos de personajes como Pitágoras, Leonardo Da Vinci, Newton, Voltaire, Edison... En ese año, y a esa edad, entre en la facultad de medicina de Barcelona para formarme como médico y de alguna manera conseguir la licencia para ejercer en un futuro la medicina naturista sin problemas legales ni de marginalidad.

 Es una curiosa experiencia escuchar y aprender materias apasionantes como la anatomía y la fisiología humana, junto a asignaturas como la farmacología a las que uno miraba con escepticismo por toda la iatrogenia que comportaban. Aunque internamente discrepaba  en muchas ocasiones, evitaba hacer comentarios incluso con los compañeros, puesto que el objetivo del “estudio” era y sigue siendo repetir lo mejor posible lo que los profesores te enseñan, más que cuestionar los contenidos recibidos. Y yo ante todo quería licenciarme

. Paralelamente, durante toda esta época, además de trabajar para pagarme los estudios, no deje escapar todas las oportunidades que tenía para reforzar mi criterio y formación naturista. En ese momento había muy pocas escuelas, que por supuesto estaban dentro de una iniciativa privada, que ofrecieran formación en medicinas no convencionales. Eran los primeros cursos de naturismo, medicina tradicional china y homeopatía. Como según mi criterio no me parecían suficientemente atractivos, busque otras vías de formación.

 En Barcelona los médicos naturistas más destacados y conocidos eran el doctor Honorio Gimeno, el doctor Vicente Ferrandiz y el doctor Circuns Espelt. El doctor Honorio Gimeno tenía en Sant Just Desvern la única clínica naturista que he conocido en nuestro país donde se trataban todo tipo de patologías, y no únicamente las relacionadas con la estética o las curas depurativas. A raíz de una fiebre que no acababa de remitir tuve “la suerte” de estar ingresado en ella. Allí, además de solucionar mi problema y vivir mi primera experiencia con el ayuno, vi asombrado las telas de las envolturas de agua fría que se coloreaban de amarillo después de aplicarlas en un enfermo con insuficiencia renal, fruto de la excreción de toxinas a través de los poros de la piel. Fue el descubrimiento del tercer riñón que la medicina naturista utiliza de forma vicariante en estos pacientes. Además de conversar con pacientes y ver sus progresos, en dos semanas viví la hidroterapia práctica incluso en mis carnes.

 Unos años después el doctor Gimeno organizó un curso de medicina naturista en la Sociedad Vegetariana de Barcelona al que asistí y del que todavía conservo todos los apuntes. Recuerdo que nos hizo aprender el juramento hipocrático de memoria, hecho que curiosamente durante toda la carrera de medicina no sucedió. Para mi era muy estimulante ir encontrado sustento teórico y práctico que alimentara mi criterio naturista. Con el doctor Vicente Ferrándiz tuve también una experiencia personal y otra formativa. A raíz de una opresión que sentía en la zona precordial me diagnosticaron pericarditis, lo que preocupo de forma alarmante a mis padres. Fueron a consultar al doctor Ferrándiz, y tras un breve examen del iris y una percusión abdominal, les tranquilizó diciendo que tan solo se trataba de gases que elevaban el diafragma y comprimían la zona cordial (síndrome gastrocardiaco). Efectivamente, con unas plantas carminativas y una masticación más tranquila el problema se resolvió. Un argumento más para consolidar mi vocación.

No todo el mundo tenía entonces el poder adquisitivo para ir regularmente a un médico privado, y el doctor Ferrándiz, que no era de los baratos, lo sabía. Por este motivo organizaba todos los jueves por la tarde una especie de consulta para “pobres”. Los asistentes acudían a la sala de conferencias de su consulta y dejaban sobre la mesa un papel anónimo explicando su problema de salud. A continuación llegaba el doctor Ferrándiz y leyendo en voz alta cada una de las consultas daba consejos para solucionar cada caso. Durante unos cuantos meses acudí allí a tomar nota en mi agenda terapéutica y a aumentar mí formación naturista.

 Posteriormente hice el curso de quiromasaje en la escuela de Ferrándiz y trabajé de masajista un par de años hasta acabar la carrera. Hacia 1975 coincidimos un grupo de estudiantes de medicina interesados en profundizar en la medicina naturista. Nos encontrábamos periódicamente en casa del amigo Germen Zamorano, que disponía de la biblioteca más completa de naturismo y anarquismo que conocíamos, y allí empezamos a leer y reflexionar sobre el libro “Curso de medicina natural en 40 lecciones” del doctor Eduardo Alfonso. Un excelente libro.

 A los pocos meses tuvimos que trasladarnos de lugar de reunión porque la afluencia de compañeros estudiantes inquietos en conocer otras opciones médicas y otras opciones sociales y de vida, requerían mayor espacio. Algunos ya se estaban formando en medicina tradicional china y homeopatía, pues ya existían las primeras escuelas con ofertas interesantes; otros procedían del campo de la filosofía, o simplemente eran jóvenes con inquietudes sociales, tan propias la época de transición política que empezábamos a vivir. Todo esto hizo que los debates, por supuesto interesantísimos, nos desviaran de nuestro objetivo inicial que era el estudio de la medicina naturista.

 Por este motivo, al cabo de un año de esta enriquecedora experiencia volvimos al núcleo de inicio. Justo en ese momento, hacia 1977 recién fallecido el profesor Nicolás Capo, se nos ofreció al “colectivo Germen”, como se nos denominaba en referencia a nuestro anfitrión Germen, el colaborar en su revista “Cúrate” para actualizarla. Contribuimos en dos números con artículos sobre salud y naturismo. Coincidió también que nuestro compañero de la Sociedad Vegetariana, ya médico, Frederic Vinyes, que estaba haciendo prácticas y formación de medicina naturista en Alemania, nos traía revistas de ese país, lo que nos despertó el interés de, en lugar de colaborar en alguna revista que en algunos aspectos nos parecía radical, hacer nosotros nuestra propia revista. Así fue como los seis estudiantes de medicina que formábamos el “colectivo Germen” (Daniel Bonet, Santi Giol, Joaquim Peleteiro, Milagros del Pozo, Ester Vilarnau, y yo), junto a Jaume Roselló (amigo naturista y editor de algunas publicaciones underground) iniciamos el proyecto de la revista Integral.

 En julio de 1978 me licenciaba en medicina y en octubre del mismo año salio en los quioscos “Integral”, revista de salud y vida natural, como figuraba en el subtitulo. Ya desde el número uno publicábamos artículos de hidroterapia, fitoterapia, homeopatía, acupuntura. Los contenidos los escribíamos nosotros y colaboradores que buscábamos, siendo la mayoría militantes de los temas que tratábamos y no periodistas que hablaban de lo que hacían otros. La revista fue un éxito y a los dos años ya editábamos 35.000 ejemplares mensuales, llegando a tener 17.000 subscriptores. Trabajar en la redacción de la revista, y especialmente en su sección de actividades y encuentros (“El correo del sol”) fue una posición de privilegio que nos permitió estar en el centro del movimiento emergente de las nuevas formas de ver la medicina, la salud y la vida.

 AÑOS OCHENTA. PUERTAS QUE SE ABREN En 1982, desde el mismo proyecto, varios compañeros iniciamos una nueva publicación de aparición trimestral, en este caso dirigido al mundo profesional de la medicina “alternativa”. Desde entonces hasta noviembre de 2003 en que apareció el último número de Natura Medicatrix (revista profesional para el estudio y la difusión de las alternativas sanitarias), estuvimos de forma regular un pequeño grupo de cuatro personas (compartí el tramo más largo del proyecto con los médicos naturistas Josep Lluís Berdonces y Xavier Uriarte, y Anna Sanés, diplomada en enfermería) coordinando el contenido de la revista, con sus English Abstract, y las informaciones de lo que ocurría en el campo de la salud alternativa. También desde Natura Medicatrix coordinamos actividades y formación de pre y post grado como explicare más a delante. El mismo año 1982 fue el de la fundación de la Asociación Española de Médicos Naturistas (AEMN), auspiciada en aquel momento por el empresario Arturo Sales, dueño del Curhotel Hipócrates.

La creación de un colectivo médico naturista estatal fue una agradable oportunidad de conocer a compañeros de otras provincias con los que creamos amistad y compartimos experiencias profesionales. La sensación de aislamiento poco a poco se iba diluyendo. En noviembre de 1984 desde el grupo que trabajamos en la revista Integral, después de crear en 1982 una de las primeras tiendas de productos biológicos de nuestro país, y después de hacer medicina preventiva educando a la población a través de las páginas de la revista, planeamos abrir un centro médico. Por eso, junto a Santiago Giol y Aitor Loroño, dos compañeros médicos del colectivo, y a Octavi Piulats (amigo filósofo y gran naturista práctico que hizo su tesis doctoral en Alemania), que se incorporó a mitad del viaje, y que nos hizo de traductor, organizamos un recorrido por centro-europa para conocer la cuna del naturismo médico. Estuvimos en Arlesheim, a 10 quilómetros de Basilea, Suiza, visitando la Lukas Klinik, clínica antroposófica especializada en pacientes oncológicos. Ya en esa época llevaban años utilizando el extracto de muérdago (Iscador®) con buenos resultados, la hipertermia y otras terapias como la dieta vegetariana estricta, la sauna, la arcilla, la fitoterapia y terapias características de la antroposofía como la euritmia (el arte de la palabra, la música y el movimiento), la pintura y la escultura-modelado, como medios creativos donde el paciente aprende a liberar problemas y expresar sentimiento ocultos que el terapeuta (especialista hasta con cinco años de preparación en estas terapias) utiliza para abrir nuevos caminos hacia la curación.

 En la misma población visitamos otras organizaciones antroposóficas como la Ita Wegman Klinik, pionera de la práctica médica según los principios de Rudolf Steiner y sus seguidores (antroposofía), las instalaciones de los Laboratorios Weleda que preparan sus productos teniendo en cuenta la época, la luna adecuada y demás preceptos de la antroposofía, el Goetheanum o Universidad de las Ciencias espirituales, verdadero templo o meca de esta corriente filosófica. Una de las instalaciones de este centro, el laboratorio de cristalizaciones sensibles, fue una de las cosas que mas nos impactó. El bioquímico que lo dirigía nos proyectaba cristalizaciones correspondiente a las gotitas de sangre de algunos pacientes y nos explicaba como se reflejaba en ellas la totalidad de la persona y sus patologías, y como puede ser una fuente útil de información para el diagnóstico de las enfermedades.

Cruzamos la frontera Suizo-Alemana y, cerca de Freiburg, visitamos la Husemann Klinik, centro psiquiátrico y para enfermos neurológicos, también de línea antroposófica, que recibía la mitad de sus pacientes de Cajas de Seguros (mutuas), y que estaba situada en la ladera de una montaña con edificios descentralizados, para atención médica y clínica, para talleres de pintura y escultura, de cestería y carpintería, centros de musicoterapia, euritmia, equinoterapia, granja biodinámica etc. Una alucinación para nuestras mentes curiosas y vírgenes en el conocimiento de estas terapias. En Uberlingen, junto al lago Constanza, estuvimos en la clínica Buchinger (clínica que hoy en día tiene una sucursal en Málaga) especializada en ayunos y problemas metabólicos, sobretodo obesidad, aunque trataban todo tipo de patologías. Las terapias que mas utilizaban, además del ayuno y la dieta vegetariana, eran la hidroterapia, el ejercicio, la relajación, la acupuntura, la homeopatía y la neuralterapia.

 La Kurpark Klinik, también en Uberlingen, tenía la misma orientación médica, pero de ella nos llamó la atención su director, el doctor Helmut Lützner, del que más tarde publicaríamosu libro sobre el ayuno desde la editorial Integral, y sus ideas eminentemente prácticas. “La revolución de la salud empieza por la base, es decir, cambiando las costumbres individuales en la comida. Hay que educar la mentalidad del ama de casa como responsable de lo que come la familia”, nos decía. “El médico pude conseguir más salud con cosas más sencillas, como pueden ser los libros, prácticas de cocina, etc. en lugar de utilizar aparatos sofisticados en un momento dado”, insistía. A continuación nos acompaño a donde se daban las clases de cocina. Para nosotros fue una grata sorpresa la originalidad y el enfoque tan didáctico y práctico de la sala. En el lado izquierdo había un tablón de anuncios con aspectos teóricos del calendario de actividades: lunes, como hacer pan en casa; martes, como preparar un desayuno; miércoles, como preparar ensaladas; jueves, como hacer la pasta italiana partiendo de la harina, etc. En frente había una cocina sencilla, como la de cualquier hogar medio, nos matizó, donde el cocinero llevaba a la práctica delante de los pacientes las recetas previstas. En la pared derecha había un expositor con los productos de consumo más frecuentes junto a las diferentes alternativas y con una valoración de calidad. Por ejemplo, al lado del azúcar blanco, con una puntuación muy baja, estaba la miel con una alta. De este modo los pacientes aprendían sobre la visión de los productos tal como los encuentran en un supermercado, cuales eran los que más le beneficiaban. En la sala de conferencias, dos o tres veces a la semana, los médicos o fisioterapeutas desarrollaban temas relacionados con la salud, como pueden ser películas sobre el ayuno, los peligros del tabaco, el cultivo biológico, la alimentación etc. seguidas de charlas y coloquios. Fue todo un descubrimiento conocer al doctor Lützner.

 En Munich visitamos el Hospital Municipal de Harlaching, donde tuvimos la grata sorpresa de encontrar todo un pabellón de tres plantas dedicado a terapias no convencionales. Este pabellón, aunque incorporado al hospital, era autónomo. Tenía un director médico propio y métodos terapéuticos independientes. Su capacidad era de 120 camas y se trataban todas las patologías. Bad Wörishofen fue nuestra última visita en Alemania. Este pueblo tiene un significado especial para los conocedores de la historia del naturismo. Fue aquí donde el empírico Sebastián Kneipp ejerció durante tanto tiempo sus prácticas naturistas, fundamentalmente la hidroterapia y la fitoterapia. Pisar y conocer aquellos lugares fue para mi emocionante, no en vano Kneipp era uno de los ídolos naturistas de mi adolescencia cuya biografía había leído con fruición. Toda la población, casas 9 particulares, farmacias, establecimientos en general, tenían servicios relacionados con el abad Kneipp. Había la escuela Kneipp (Kneippschule) y el Sebastianum (clínica), una de las fundaciones para las que donó su fortuna y que entonces funcionaba con una capacidad de 238 camas. En esta clínica se practicaba, además de la terapia Kneipp, la homeopatía, la acupuntura, la neuralterapia, la auricolomedicina, la quiropráctica, la reflejoterapia, el drenaje linfático, la ozonoterapia etc.

 Fuera de Alemania, ya en Zurich (Suiza), tuvimos la ocasión de visitar la clínica Bircher-Benner con capacidad para 70 pacientes. Su fundador, el doctor Max O. Bircher Benner, fue un gran defensor de la dieta cruda, por eso además de un huerto biológico que proveía de verduras a la cocina del hospital, la terapia estrella era la alimentación crudívora acompañada de otras terapias no convencionales como en los anteriores casos.

 Es fácil imaginar cual era nuestro estado de ánimo a la vuelta del viaje y reencontrarnos con la realidad de nuestra Sanidad, huérfana de experiencias como las que habíamos vivido. Rejuvenecidos, como quien ha tenido una revelación mística, nos sentimos como predicadores de otra forma de hacer medicina y de trabajar por la salud. Creíamos entonces, hace 23 años, que habíamos visto el futuro próximo, pero lamentablemente nos equivocamos, ya que hoy en día el pasado en Centro-Europa sigue siendo todavía nuestro futuro.

 En enero de 1985, desde la redacción de Natura Medicatrix, organizamos las primeras Jornadas de Medicina Alternativa en la Sala de actos de Integral. Asistieron un 50% de médicos, un 9% de auxiliares técnicos sanitarios, un 9% de estudiantes de medicina y un 22% de personas interesadas en la salud. El contenido de las jornadas, junto a una crónica del viaje que acabamos de describir a Suiza y Alemania, lo publicamos en un número monográfico de la revista.

 El año 1985 fue importante para mi formación profesional. En primer lugar tuve la oportunidad de viajar a Chile, conocer la Villa Lezaeta y tener una formación de postgrado en la Clínica Naturista Ellen White y en el Centro de Medicina Preventiva que dirigía el Dr. Pedro Silva Jaramillo. Meses antes el Dr. Pedro Silva, discípulo de Lezaeta, médico internista y especialista en neurología, estuvo en España para asistir a un Congreso Mundial de Medicinas Alternativas promovido por Fermín Cabal, difusor de estas medicinas ya en aquella época y que organizaba cursos presenciales y a distancia fundamentalmente para no médicos (naturópatas). No le convenció mucho lo que allí se expuso y acudió acompañado de Diego Echeverría, un amigo chileno naturópata que trabajaba en Barcelona, a conocer la redacción de la  revista Integral y Natura Medicatrix. Al cabo de cinco minutos de conversación, me estaba ofreciendo una beca de formación práctica en su Clínica, que sin duda acepté.

El día 14 de febrero partía hacia Santiago de Chile. Fueron tres meses completos de aprendizaje, viajando cada semana desde Viña del Mar, donde estaba la Clínica Ellen White y donde residía durante la semana, a Santiago, donde compartía regularmente la consulta privada con Pedro Silva en su Centro de Medicina Preventiva. Puesto que por entonces en España no había ninguna Clínica Naturista que atendiera pacientes de todas las patologías, ver la evolución de los ingresados con el tratamiento de la medicina integral como la denominaba él (medicina naturista, manteniendo o recetando medicación convencional cuando era imprescindible; es decir, en pocas ocasiones) era una oportunidad única. Siempre agradeceré la tutoría que recibí, tanto en la clínica como en la consulta, del que considero fue mi maestro y que hoy es mi amigo, el doctor Pedro Silva.

Volví reforzado en mis creencias y formación médicas, considerando que había tenido una inmensa suerte que más tarde, aprovechando la amistad que tenía con él, trasladamos a algunos alumnos del Master de Medicina Naturista que pusimos en marcha desde Natura Medicatrix a partir de 1995, al ser becados para repetir una experiencia similar. Fue un importante paso adelante que permitió abrir en diciembre de 1985 la consulta de Integral, centre Mèdic i de Salut, centro pluridisciplinar promovido desde el equipo de la revista Integral y que me tocó coordinar. Hoy en día sigue siendo mi lugar de trabajo y de 21 profesionales más. Pasé de la redacción y de las responsabilidades administrativas de la editorial al ejercicio de la medicina y de la educación en salud a través de la consulta, cursos (Ser padres, Propuestas para una vida sana, etc.) y conferencias en escuelas, centros sociales o cívicos.

 Otra experiencia profesional importante que ocurrió en 1985 y que compartí con varios compañeros de diferentes provincias españolas, y a la que asistió también como invitado de Natura Medicatrix el Dr. Pedro Silva, fue el regreso a Bad Wörishofen. Concretamente en noviembre de ese año, también organizado por la redacción de Natura Medicatrix de la que formaba parte, programamos un curso de terapia Kneipp en la Kneippschule, estructurado expresamente para nosotros por la Institución Kneipp Internacional. Fue una semana de aprendizaje teórico-práctico de las técnicas y métodos de Kneipp, especialmente la hidroterapia que quedó gráficamente reflejada en un número especial de la Natura Medicatrix, concretamente en el número 14.

 A finales de los años ochenta la Facultad de Medicina de Granada, en connivencia con la Real Academia de Medicina de la misma ciudad, ya estaba impartiendo cursos universitarios de acupuntura, homeopatía y medicina naturista. Esta labor pionera fue posible gracias a varias personas, entre las que es necesario destacar al profesor Miguel Guirao, catedrático de anatomía y presidente entonces de la Real Academia de Medicina de esta capital andaluza.

En el verano de 1989 publicamos el número 21 de Natura Medicatrix elaborado íntegramente por compañeros de Granada, en el que se incluía un extenso artículo del profesor Guirao con el título “Medicinas alternativas ¿por qué?”. Tener una firma reconocida en el mundo científico español abierta a aceptar otros criterios médicos fue para nosotros otra gran motivación.

 AÑOS NOVENTA. EL RECONOCIMIENTO UNIVERSITARIO Podríamos decir que esta década es la de la consolidación universitaria y social de las medicinas no convencionales o alternativas. Proliferan las asociaciones y cursos de homeopatía, acupuntura, medicina naturista, reeducación postural global, lactancia materna…

 La Academia Médico Homeopática de Barcelona cumple los 100 años y se consolida como centro formador de médicos homeópatas. Desde Natura Medicatrix publicamos un número monográfico doble sobre homeopatía (nª 28-29) en 1992 y otro sobre medicina tradicional china (nº 34) en 1993, que intentan ser la expresión de lo que son estas disciplinas, su implantación en ese momento a escala nacional e internacional, y su futuro. A nivel personal tengo que hablar de una experiencia que no tuvo éxito pero que considero que fue muy gratificante e ilustrativa de la situación sanitaria en ese momento.

 Junto a varios compañeros, después de dos años íntegros de intenso trabajo, en 1992, pusimos en marcha Serveis de Salut Integral, un proyecto pionero en el campo de la Sanidad. Se trataba de la primera mutua médica que premiaba la salud y no la enfermedad. Es decir, que para recuperar el dinero invertido el cliente no necesitaba estar enfermo, sino que podía hacerlo fomentando su propia salud. Ello era posible porque el socio podía amortizar su cuota mensual comprando en tiendas de productos ecológicos, en tiendas dietéticas o herbolarios, comiendo en restaurantes vegetarianos, haciendo tai-chi o yoga, acudiendo al gimnasio, pasando un fin de semana en hostales rurales, suscribiéndose a revistas o publicaciones especializadas en salud, encargando estudios geobiológicos de su vivienda o construyendo su casa con criterios de ecoarquitectura, con descuentos que oscilaban entre un 10% y un 20%. También tenían un 20% de descuento en planificación familiar natural, preparación a la maternidad- 12 paternidad y control de la gestación. La asistencia al parto natural se subvencionaba con 30.000 pts. Además de todos estos servicios clasificados dentro del apartado de “Prevención y promoción de la salud”, se podía acudir a “Centros asistenciales” como el Curhotel con un 10% de descuento en todos los servicios y a balnearios con un 15% de subvención en un tratamiento de balneoterapia. Si el socio se ponía enfermo podía acudir a los “Servicios de consulta y tratamiento”, que estaban cubiertos por profesionales licenciados en medicina, con años de experiencia en medicina homeopática, naturista, biológica, y tradicional china – acupuntura. Existía también el servicio de orientación psicológica que diagnosticaba y orientaba la escuela psicológica más apropiada en cada caso; la revisión medica básica, las terapias psicológicas (individual, grupal, familiar, infantil, tercera edad y deshabituación a drogodependencias), y las técnicas terapéuticas (terapias manuales, psicocorporales, de desarrollo personal, de relajación y visualización…). Los servicios médicos tenían un 80% de descuento en las tres primeras visitas anuales y un 50% en las restantes. Las terapias se ofrecían con un 20% de descuento.

 Montar toda esta red, que partió con 300 servicios en toda Cataluña, significó muchos meses de trabajo y coordinación de un colectivo de personas. Nosotros asumíamos el pago más importante, el 80% y el 50% de las consultas de los profesionales médicos, y el resto de los descuentos los asumía cada servicio. Las cuotas que se preveían de los socios que iban a utilizar los servicios preventivos tenían que servir para cuanto tuvieran algún problema de salud.

Nos equivocamos. A la hora de la verdad la gente esperaba a estar enferma para hacerse socia, lo que nos descapitalizó en poco tiempo. Como responsable y coordinador del proyecto intenté llegar a un acuerdo con las mutuas de salud convencionales más importantes. Nosotros teníamos lo que a ellos les faltaba; con un suplemento en su cuota podríamos dar un servicio completo, integral. Si la población no estaba preparada para el proyecto, menos aun las mutuas. Hasta que no se reconocieran por los colegios y academias profesionales no querían saber nada de homeopatía, acupuntura, medicina naturista, etc. Sólo a última hora conseguimos un acuerdo con “Centro Asegurador” (al que todavía agradecemos su valentía) que no llegó a fructificar por haberse agotado ya nuestros recursos económicos. Un empresario del ramo de la construcción que tenía toda la planta baja de un edificio para ocupar, cerca de 3.000 metros cuadrados, me ayudó a cancelar algunas de las deudas generadas por “Serveis de Salut Integral” a cambio de hacerle una propuesta de centro asistencial en su local de Sabadell. Era la oportunidad de crear un centro integral de salud con todos los servicios necesarios. Distribuí sobre el plano espacios 13 para un área preventiva (auditorio, restaurante de productos naturales y biológicos, sala de cursos prácticos incluidos de cocina, gimnasio, sala de yoga y relajación, consultas de planificación familiar, odontología, optometría, chequeos…), un área de consultas (pediatría, geriatría, medicina naturista, homeopatía, acupuntura, especialistas…), un área de urgencias (servicio de urgencias, unidad del dolor, ingresados para quimioterapia, sala de parto natural junto a quirófano por si hay complicaciones…), área de diagnostico, área de terapia (piscina, rehabilitación, hidroterapia, sauna, terapias manuales, terapias del movimiento…) y área de formación e investigación. Intentaba ser una propuesta práctica de convivencia entre las diferentes opciones médicas y terapéuticas. Entregado el proyecto no llegó a materializarse, supongo que por criterios de rentabilidad.

 En agosto de 1993 se celebró en Kiel, Alemania, una reunión de la IFMSA (Asociación Internacional de Estudiantes de Medicina) con la participación de 60 estudiantes de diferentes partes del mundo. En esta ocasión los organizadores del contenido eran los representantes españoles y eligieron como tema “la medicina holística o integral”. Como ponente fui invitado junto a Rosalía Zueras, coordinadora de la reciente sección de homeopática y acupuntura del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB). Responder a la demanda de los estudiantes fue algo muy valorado por nuestra parte. Entre las conclusiones del encuentro destacaba el deseo de los estudiantes de que en la Facultad de Medicina hubiera información sobre estos criterios médicos y terapias, y formación sobre los más reconocidos. Como resultado de esta reunión internacional, y promovido por los propios estudiantes, tuvo lugar, cuatro meses después en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Barcelona, una mesa redonda para discutir el tema. Estaban como ponentes el entonces decano de la facultad, doctor Mezquita, el doctor Guirao, catedrático de anatomía y ex-presidente de la academia de medicina de Granada, el doctor Pedro Silva que pudo hablar de su experiencia docente en las universidades chilenas, y una representación de los médicos homeópatas, acupuntores y naturistas, entre los que me encontraba.

Fruto del encuentro se aprobó en la junta de la Facultad, el 16 de mayo de 1994, el compromiso de iniciar cursos introductorios de carácter voluntario de estas materias, en lugar de asignaturas como pedían algunos estudiantes. Así fue como la Facultad de Medicina, en el Hospital Clínico de Barcelona, inauguró en nuestro país los cursos introductorios a la medicina naturista, la homeopatía y la acupuntura. La duración de cada uno de ellos era de 35 horas y lo coordinaban, siguiendo la demanda de los estudiantes, las secciones colegiales de homeopatía y acupuntura del COMB y yo como representante de Natura Medicatrix, puesto que en esas fechas no existía todavía la sección de medicina naturista.

Entre enero y febrero de 1995 se llevó a cabo el primer curso teórico-práctico de “Introducción a la Medicina Naturista”, que llegó a tener hasta siete ediciones, las últimas de ellas con créditos académicos. En la actualidad los cursos no se renuevan por saturación de otras ofertas a los estudiantes y por incremento de sus matrículas, ya que han dejado de ser subvencionados.

 Hoy en día muchos estudiantes acuden a las múltiples posibilidades de información que encuentran sobre estos criterios médicos fuera de la Facultad. Durante el año 1994, también desde la redacción de Natura Medicatrix, iniciamos la formación en postgrado programando un master de medicina naturista de 320 horas en la “Fundació Bosch i Gimpera-Universitat de Barcelona”, que luego se convirtió, por presión de la Universidad, en postgrado en las cuatro siguientes ediciones que duró.

Esta formación seguía los ejemplos de Granada, que en 1989 fue la pionera en hacer un master de medicina naturista en su Facultad de Medicina, y de Zaragoza, donde nuestro incansable amigo y difusor del naturismo, el doctor Pablo Saz, organizaba también en la Facultad de Medicina el postgrado de medicina naturista desde 1992. Posteriormente al nuestro se pusieron en marcha dos master que incluían también la homeopatía y la acupuntura en una única formación, en la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela (1996) y en Valencia (2000), donde estaban comprometidos el Colegio de Médicos y la Universidad. En 1997, siguiendo los pasos de las secciones de homeopatía y acupuntura, recogimos las 50 firmas necesarias de colegiados y creamos la Sección de Médicos Naturistas del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, que presido desde su creación gracias a la confianza recibida de mis compañeros.

 SIGLO XXI. EL PRESENTE El 16 de julio de 1999 el Parlamento de Cataluña recomienda la creación de un grupo de trabajo de expertos en medicinas no convencionales (GTMNC) para valorar su regulación. El 26 de abril de 2000 se nombra el grupo de cinco expertos entre los que me encuentro representado la medicina naturista. Más tarde se amplia el grupo. Fueron muchos meses de reuniones y de consultas paralelas con universidades, comités de ética, colegios profesionales, etc. para llegar a una recomendaciones sobre el derecho que tiene la sociedad a estar informada sobre estos tratamientos y sobre la necesidad de regulación de la enseñanza y de la práctica de las medicinas no convencionales. Se 15 confeccionó un dossier que recogía varios tomos de documentación y que se presentó en abril de 2002. Los cambios políticos, resultado de las elecciones autonómicas, hicieron que todo este proceso quedara detenido sin traducirse en ninguna medida práctica.

Creo que tiene interés conocer la propuesta que consensuamos en ese momento (septiembre 2001) las secciones colegiales de los Colegios de Médicos de Cataluña y la Academia Médico Homeopática de Barcelona para regular la formación y el ejercicio de la medicina naturista, la homeopatía y la acupuntura. En ella se pedían tres asignaturas obligatorias (medicina naturista, homeopatía y acupuntura), de 60 horas de duración cada una, para estudiantes de segundo ciclo de medicina; la necesidad, mientras no se consideren como una especialidad médica, de realizar postgrados o masteres de un mínimo de 500 horas de duración impartidos en centros universitarios o en academias oficialmente acreditadas; y la petición de crear un departamento de medicina naturista, homeopatía y medicina tradicional china en un hospital universitario, con un área de investigación y otra de asistencia primaria en cada uno de ellos, y en la que exista la figura del consultor para interconsultas con otros departamentos que necesiten información sobre estos criterios médicos.

 En junio de 2000 organizamos el XVII Congreso de la Asociación Española de Médicos Naturistas desde la Sección Colegial del COMB. Tuvo lugar en la sala de actos del Colegio y el tema que tratamos fue “medicina naturista e inmunología”. Participaron ponentes españoles, europeos y sudamericanos de reconocido prestigio. Para nosotros significó un paso adelante importante, ya que en el Comité de Honor del Congreso estaban todas las representaciones sociales (Presidente de la Generalitat, Alcalde de Barcelona) y profesionales del momento (Consejero de Sanidad y Seguridad social de la Generalitat, Presidente de la Organización Médica Colegial…) Además fue una actividad acreditada por el Consejo Catalán de la Formación Médica Continuada.

En octubre de 2002 fui invitado al V Curso Internacional de Medicina Naturista organizado por el Dr. Pedro Silva y la Villa Lezaeta en Santiago de Chile, para hablar de la “Docencia de la medicina naturista en España” y de la “Situación de las organizaciones gremiales y científicas de los médicos naturistas españoles”. Ello me obligó a recoger información y a hacer algunos trabajos estadísticos entre los que me gustaría destacar dos ejemplos. Una encuesta realizada desde la Sección Colegial de Médicos Naturistas del COMB a estudiantes de medicina de la Universidad Central de Barcelona durante el curso 2000-2001, y a la que contestaron 208 alumnos. La conclusión resumida era que de cada 10 estudiantes 9 sabían que existían otros criterios médicos además del oficial; que 1 de cada 4 estudiantes de los que contestaban la  encuesta había asistido a algún curso de introducción a la homeopatía, la acupuntura o la medicina naturista; y que el 70% de los que habían participado pedían ampliarlos, cifra que se reducía al 42% en los que no habían asistido. Y en segundo lugar, destacaría un gráfico que correspondía al porcentaje de secciones colegiales de medicinas no convencionales que había a finales de 2001 en los 52 colegios profesionales de nuestro país. En ese momento había 13 secciones colegiales (25% de los colegios) compartidas (medicina naturista, homeopatía y acupuntura) en otros tantos colegios, a las que se le habían de añadir 8 exclusivas de acupuntura (sumadas a las 13 anteriores significaban un 40% del total), 5 de homeopatía (un 31% del total), y 3 de medicina naturista (también un 31% del total). Estas cifras, nada despreciables viniendo de la nada y de la falta de reconocimiento profesional, han sido hoy superadas, lo que demuestra la buena salud que están adquiriendo la homeopatía, la acupuntura y la medicina naturista, ejercidas por licenciados en medicina.

Durante los años 2000-2001, junto a un gran equipo de compañeros, intentamos poner en marcha la Fundació Universitat Verda. El objetivo del proyecto era reunir bajo un mismo marco las diferentes propuestas culturales y de formación que tienen en cuenta el desarrollo de la persona y el respeto por el medio ambiente en los distintos ámbitos de la ciencia y la cultura. De las cinco áreas de trabajo (docencia, investigación, comunicación y documentación, acción, cultura y ocio) quisiera destacar aquí la relacionada con la docencia universitaria. Creíamos necesario unificar en una misma propuesta las otras formas de ver la medicina, la agricultura, la arquitectura, las energías, la economía, etc. desde una formación seria y universitaria. Hicimos una propuesta de programa con decenas de cursos que sumaban más de 10.000 horas de docencia, muchos de ellos ya funcionando en universidades (homeopatía, medicina naturista, acupuntura, agricultura biológica…), e intentar llegar a un acuerdo de colaboración con alguna de ellas.

En enero de 2002 teníamos un acuerdo marco de colaboración entre la Universidad Central de Barcelona, cuyo Rector era entonces el Dr. Joan Tugores, y Universitat Verda, con todos los puntos negociados y consensuados, donde se hablaba de la necesidad de “satisfacer la demanda social de complementar y potenciar la docencia universitaria actual con actividades docentes en el campo de las ciencias de la salud, la arquitectura, la agricultura, la economía, la antropología, la sociología, la filosofía, las ciencias de la educación, la ecología, etc. con una visión alternativa no recogida por la actual oferta de enseñanza”. El acuerdo marco, que todavía conservo, aunque había estado aprobado de palabra, nunca llegó a firmarse por motivos que todavía desconocemos pero que sospechamos.

 La universidad que representa etimológicamente la universalidad, la pluralidad de conocimientos, no está siempre preparada para cumplir su función; como en toda la historia de la ciencia, existen núcleos duros que confunden su representación con le poder y con su única verdad, condenando al destierro a otras formas de pensar. Cuando la universidad en lugar de ser un punto de encuentro donde se intercambian las ideas, donde se integran las aportaciones de las diferentes culturas, donde se reflexiona sobre los distintos criterios para solucionar un mismo problema, se convierte en un templo donde se imparte una única doctrina y donde los alumnos-discípulos están preparados para memorizar y no para pensar y discrepar, nos hallamos ante una dictadura del saber. Pasamos de la universalidad al sectarismo, y lo que parece una coincidencia de opinión de la comunidad científica no es a veces más que un autismo y una uniformidad en la enseñanza. Por eso, iniciativas como las que estamos viviendo en la Facultad de Medicina de Salamanca nos hacen mantener la fe y la ilusión en que una universidad plural y tolerante con todas las ideas es posible.

En el año 2004 la Generalitat de Cataluña recomienda reanudar la regulación de las terapias naturales (ya no se habla de medicinas no convencionales), y en 2005 se crea un grupo de trabajo donde la mayoría son no sanitarios, lo que genera un conflicto que acaba desplazando a los colegios sanitarios profesionales fuera del proyecto. Se reconoce que lo que intenta regular son los no sanitarios a los que se les llamará “prácticos en terapias naturales”. En marzo de 2006 se presenta el proyecto y el 30 de enero de 2007 se publica el decreto en el Boletín de la Generalitat de Cataluña. Las secciones colegiales de homeopatía y acupuntura del COMB y el colegio de fisioterapeutas y otros estamentos colegiales, incluida la OMC, lo acaban impugnando, con lo que en este momento sólo queda operativa una parte del decreto pendiente de la resolución de algunas de las impugnaciones. La Sección de Médicos Naturistas del COMB, a la que represento, vemos necesaria la regulación, ya que los más de 3.000 profesionales no sanitarios que están ejerciendo desde hace años no pueden evaporarse, y los pacientes necesitan saber que grado de preparación tienen. En lo que no estamos de acuerdo es en la parte del contenido formativo aprobado que les confiere competencias propias de la formación médica.

Creo que éste es un tema que necesita una reflexión y participación serena de todos los implicados. Como propuesta de regulación para los médicos se llegó en el 2006 a un acuerdo, entre todas las secciones colegiales que forman parte de la OMC , para definir unos parámetros de valoración que dieran paso a la acreditación de médicos naturistas, homeópatas, y acupuntores, ya que hasta entonces cualquier médico podía 18 denominarse de este modo sin justificar ninguna preparación. Estos parámetros se están aplicando y los colegios de médicos (en concreto mi experiencia es con el de Barcelona) están dando un diploma donde se acredita la titulación de médico naturista, homeópata o acupuntor. Este es un paso muy importante para nosotros ya que reconoce nuestra formación añadida a la oficial y garantiza a los pacientes una atención profesional competente.

Las futuras acreditaciones de nuevos profesionales precisan de una formación específica. Por eso, en colaboración con el Centro de Estudios Colegial del COMB y la Universidad Central de Barcelona, en la Sección de Médicos Naturistas estamos ya finalizando la preparación de un Master de Medicina Naturista, de 500 horas de duración, que viene a relevar el postgrado que dejó de realizarse hace tres años en Cataluña. Hoy en día existen masteres o postgrados de homeopatía, acupuntura o medicina naturista en varias universidades españolas. Creo que es el momento, tal como nos reconocía en una reciente conversación la decana de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Barcelona, de crear una asignatura obligatoria dentro de la carrera de medicina que de a conocer las otras opciones médicas y las terapias no convencionales. No puede ser que un licenciado sanitario no conozca de que le habla un paciente u otro profesional cuando le menciona experiencias al margen de su criterio médico.

 Quisiera destacar lo importante que es para mí en el momento actual el ejercicio de la medicina en Integral, centre mèdic i de salut, en el que estamos trabajando 21 profesionales (médicos, psicólogos, fisioterapeutas, pedagogos, optometristas, profesores de yoga…), todos con años de experiencia en medicina o terapias no convencionales, especialmente cuando en los encuentros mensuales intercambiamos opiniones y consejos profesionales sobre determinadas patologías y pacientes. Esta relación interdisciplinar, iniciada en 1985, es muy enriquecedora y gratificante, tanto a nivel personal como profesional.

Para finalizar, quisiera resumir la que en mi opinión es la postura del colectivo médico ante el ejercicio de las medicinas no convencionales, tal como lo expuse en diciembre de 2004 en el espacio Forum de Herbonatur, abierto a todos los profesionales (sanitarios y no sanitarios) que ejercen estos criterios o terapias. Diría que existen tres posiciones. Postura cerrada, de oposición: médicos que, fruto del desconocimiento, se defienden ignorando las aportaciones de las medicinas no convencionales, considerándolas no científicas, y abogando por su exclusión de la formación sanitaria. Postura abierta pasiva, de aceptación: médicos que reconocen las limitaciones de la medicina  convencional y aceptan que pueden existir dentro del colectivo médico, y sólo dentro de él (no aceptan la existencia de naturópatas), aportaciones desde la medicina no convencional. Abierta activa, de participación: médicos que amplían sus conocimientos con la formación en medicinas no convencionales y, respecto al ejercicio profesional, algunos consideran que sólo las pueden practicar los médicos, y otros aceptan que la practiquen no médicos, pero con limitaciones (diagnóstico, tratamiento farmacológico…).

Desde los años setenta hasta hoy las cosas han cambiado mucho. Hemos pasado de la autoformación a la universidad, de la clandestinidad a los colegios profesionales. Sin embargo, es necesario recordar que, a pesar de los evidentes avances en el reconocimiento de las terapias o medicinas no convencionales, el presente en nuestro país, como ya hemos dicho y ha quedado patente en estas páginas, todavía en esta cuestión esta muy lejos del pasado en otros países. Mi deseo es que en un futuro próximo podamos normalizar la convivencia en la formación y en el ejercicio, tanto privado como público, de las diferentes terapias y criterios médicos.

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